viernes, 11 de octubre de 2013

Mitos, mentiras y supuestos de la vida en pareja

(Artículo escrito por Laura Gutman, terapeuta familiar y escritora)

No pretendo hablar sobre el amor romántico, porque los poetas y sacerdotes de todas las culturas en todos los tiempos lo han descrito. Pero sí diré algo sobre el amor en la pareja: Actualmente suponemos que la vida en pareja es algo favorable, y estamos condicionados para encontrar al príncipe azul o a la princesa rosa. Habitualmente, ese “encuentro” sucede cuando sentimos una fuerte atracción sexual por el otro. En seguida interpretamos que “eso” es amor. Y sobre la base de “ese” amor, armamos nuestros proyectos de seguridad. Las mujeres buscamos protección, sobre todo si creemos que en el futuro tendremos hijos. Los hombres buscamos suavidad y amparo. Y así firmamos contratos titulados “amor para siempre” con letra brillante seguidos de varias páginas con letra chica que no leemos porque estamos muy ocupados haciendo el amor. Luego, más tarde, nacen los hijos. En consecuencia la fuerte atracción sexual, como mínimo, se modifica, por no decir algo más contundente. Desaparece “eso” que nos tenía tan “enamorados”. Entonces empieza un período de reclamos mientras revisamos el contrato original, constatando todo aquello que hemos firmado de puño y letra. En esa letra chica figuran los hijos de matrimonios anteriores, los ex cónyuges con sus propias exigencias del pasado, las familias ascendentes con sus diferencias culturales o ideológicas, el mal humor de nuestro cónyuge, la debilidad, los malos hábitos, la pereza, la adicción al trabajo, las enfermedades, la incapacidad para generar dinero, la inestabilidad, el olor a cigarrillos y todos los pecados que parecen multiplicarse y manifestarse en ese individuo que duerme en nuestra cama. Creemos que la culpa es del otro, claro. Y que todo se solucionaría si el otro hiciera eso que nosotros queremos que haga. ¿Qué pasó? Pasó que “antes” tampoco hubo amor. Tal vez hubo deseo. Miedo. Necesidad de resguardo. Necesidad de compañía. Necesidad de crear una ilusión. Hubo necesidades a granel. Es decir, hemos utilizado al otro para satisfacer necesidades primarias. Pero resulta que el amor es otra cosa. El amor es ofrecer y poner a disposición todo lo que el otro necesita o desea. El amor sólo pretende complacer. El amor es altruismo puro. El amor ama. Nada más. No pretende nada para sí.
Por eso, si tenemos muchas quejas con relación a nuestro partenaire, primero observemos si alguna vez lo hemos amado. Luego decidamos si estamos dispuestos a empezar a amarlo, a partir de hoy.


Para reflexionar...
EL AMOR ES ALTRUISMO PURO

Viaje a San Pedro del Pinatar (Murcia)

Hace unos meses pasamos unos días en San Pedro del Pinatar, en la costa de Murcia. Allí están las Salinas de San Pedro del Pinatar, y es una zona muy tranquila ideal para ir con los niños y las bicicletas. Se puede recorrer todo el litoral en bici por carriles especiales para bicicletas y hay rutas que atraviesan las salinas hasta llegar al mar, impresionantes.

Aquí algunas fotos:
Ruta en familia



Nuestro campeón que recorrió unos 7 km en su bici

El Mar Menor a cada lado


Acceso a la playa
Padre e hijo

miércoles, 9 de octubre de 2013

Merenguitos con Dulce de Leche

Hoy preparamos en casa esta receta argentina de la que tenía antojo hace años!! Los "Merenguitos con dulce de leche" son una delicia...

Ingredientes:
5 claras de huevos
300 gr de azúcar

Modo de Preparación:
Batir las claras agregando poco a poco el azúcar sin dejar de batir hasta que estén bien duras. 
Poner el merengue en una manga con boquilla lisa y grande y hacer tapas sobre una placa de horno enmantecada y enharinada o con papel de hornear. 




Cocinar en horno mínimo (90ºC) hasta que el merengue esté cocido pero blanco. Apagar el horno y dejar secar las tapas sin retirarlas del calor. La idea es que el merengue quede seco por dentro, y eso lleva varias horas de horno bajo (en nuestro caso entre 3 y 4 hs.!!).
Una vez frías pegarlas de 2 en 2 poniendo en el centro dulce de leche repostero, y a disfrutar!!!


Un postre o merienda ideal para acompañar al café, aunque bastante calórico, así que no conviene abusar jejeje ;)


martes, 8 de octubre de 2013

7 ideas que me gustan

(Texto extraído del blog http://www.71toes.com de Shawni, traducción: Andrea Oliveira)

Tengo que enfrentarlo. Mis hijos van a crecer. Y eso ya está sucediendo mucho más rápido de lo que me gustaría. Supongo que es por eso que intento emprender con el corazón todas las buenas ideas que escucho para disfrutar ahora que son pequeños. En algunas de ellas soy buena, y en otras intento desesperadamente ser buena. Pero vale la pena porque estas ideas que me han llegado como madre me ayudan a dedicarme especialmente a mis "bebés" mientras ellos me lo permitan. 
1. "Movie Night": Nuestros amigos los Farnsworths nos introdujeron en esto. Dave y yo tratamos de esforzarnos para programar nuestras agendas y citas sociales en sábado, para poder estar con los niños el viernes por la noche. La noche del viernes es sagrada, porque es la "Noche de Cine". Preparamos palomitas de maíz, hacemos galletas con pepitas de chocolate y vemos una película. A veces es una película increíble que todos estamos fascinados por ver, a veces resulta ser una pantomima que pensamos que nos gustaría probar, a veces es una película que David trajo de China con subtítulos molestos que cubren parte de la pantalla, pero nada de eso importa mucho. Lo que importa es que estamos juntos. Y a todos nos encanta. Inevitablemente habrá un momento en el futuro en que nuestros hijos no van a pensar que es genial estar en casa con sus padres un viernes por la noche para ver una película, pero por ahora, somos unas súper-estrellas para ellos y vamos a aprovecharlo mientras podamos! 
2. Entrevistas: Esta es una de las ideas en las que yo no soy buena pero estoy segura de que quiero serlo. Mi papá comenzó esta tradición cuando éramos pequeños. Nos pillaba en una esquina (por lo general en el cuarto de baño ya que era el lugar más tranquilo que pudo encontrar con nueve niños corriendo) y nos hacía una pequeña encuesta una vez a la semana. Nos hacía todo tipo de preguntas y así nos ayudaba a descubrir nuestros objetivos. Cuando éramos muy pequeños nos escribiría la inicial de nuestros mejores talentos en cada uno de nuestros diez dedos (como yo era "buena" en arte, me escribía una "A" de Arte con un bolígrafo en mi pulgar, y luego pasaba a mi otro "talento", para lo que había que poner el dedo índice). Nos hacía sentir tan bien con nosotros mismos. Él nos preguntaba en qué podía ayudar. Y lo asombroso es que cuando crecimos y nos alejamos, él todavía nos llama para las entrevistas. Como yo era la segunda hija, el segundo domingo siempre fue el mío. Me llama y me hace mi "entrevista" tradicional por teléfono. Esto es algo difícil de hacer con mis hijos, porque yo no soy ni de lejos tan organizada ni tan fabulosa como mi papá. Pero yo disfruto escribiendo cartas ocasionales en las manos de mis hijos y los he acorralado para una "entrevista" en alguna ocasión. Este año he decidido tratar de hacer las entrevistas en nuestras fechas de almuerzo mensual, que es la siguiente idea ... 
3. Días de comida: sé que llegará un momento en que tendré que tomarme la escuela más en serio. Pronto estarán en el instituto, y antes de que me dé cuenta estarán rellenando solicitudes para la Universidad. Pero ahora están en primaria, por suerte, y a veces dejo que mis hijos se pierdan algunas clases. Shhh, es un secreto! Los llevo uno por uno una vez al mes a comer conmigo, durante largo tiempo. Es el único momento en que puedo pasar tiempo con cada uno de ellos a solas. Sí, Lucy y Claire van con calma, y sí, a veces es suficiente para alterar a las buenas personas que pensaban que en Wendy's podrían tomarse un descanso tranquilo en su día de trabajo y no quieren ser molestados por dos niñas que lanzan las patatas fritas por el aire. Pero esos niños a los que saco de la escuela saben que es su día especial, y sus ojos brillan con la emoción de poder pedir lo que quieran y tenerme sólo para ellos. Me encanta que Max todavía pida que sea "su" día. Este año estoy tratando de aprovechar para hacer las "entrevistas" con cada niño durante estas comidas especiales (en medio de los nuggets de pollo y la lucha sobre quién recibe los últimos bocados del McFlurry ... sí, lamentablemente por lo general comemos en un Wendy's o McDonald's o con un Jack in the Box, pero ellos eligen y lo acepto. Busco llevar bien lo que mis padres llaman "las 5 Facetas" con ellos. ¿Cómo lo hacen 1) espiritualmente, 2) física, 3) mentalmente, 4) emocionalmente, y 5) socialmente?. Hacemos metas mensuales de cómo se puede mejorar en cada una de estas categorías. Y entonces puedo programar estas cosas en mi agenda para ayudarles (no he conseguido ser buena en esto todavía). Pero me encanta esta conexión con ellos. Adoro decirles lo mucho que los amo por encima de nuestra comida "gourmet".
4. Cartas del Día de la Madre: Siendo una fanática de guardar recuerdos, me encanta escribir cartas a mis hijos. Quiero que tengan un registro de lo mucho que me encanta cada pequeña cosa que hacen. Cuando Max y Elle eran pequeños yo era buena en esto y les escribía cartas todo el tiempo. Pero luego se hizo más y más difícil encontrar tiempo para hacerlo. Así que hace un par de años decidí que pediría un par de horas a solas en mi cuarto cada día de la madre para escribir una nota especial de amor a cada uno de mis hijos. Me encanta saber que las tengo guardadas para ellos. Quiero que recuerden siempre lo mucho que los amo en todas las etapas y lo que voy descubriendo de ellos cada año. 

5. "Lo mejor" y "Lo peor": Otra de las grandes ideas de mi padre (no soy nada imparcial, lo sé, pero creo que son increíbles). Cada noche en la cena los niños nos dicen "lo mejor" y "lo peor" de su día. Para Claire "lo mejor" es, inevitablemente, lo feliz que estaba porque una amiga podría venir y "lo peor" cuando dijo que no podía. Pero la mayoría de las veces esto nos lleva a buenas conversaciones y ayuda a los niños a contarnos lo que realmente sucedió durante el día, en lugar de simplemente decir que ha estado "bien" o "mal". Me gusta escuchar los detalles y esto es una buena manera de conseguirlo. 
6. Trasnochadas: Lo hicimos muy bien el año pasado, pero este año no tan bien... Creo que esto es algo que funciona mejor cuando todos los niños se van a la cama a la misma hora, y en nuestro caso los niños se acuestan más escalonadamente conforme se hacen mayores. Pero me encanta de todos modos, así que lo incluyo. La "Trasnochada" es cuando un niño puede acostarse una vez a la semana 10 o 15 minutos más tarde que los demás. Les encanta. Es un corto período de tiempo, pero sienten que son más afortunados que nunca cuando llega su turno, y nos encanta darles un poco de atención individual uno por uno.
7. "Coge DIEZ": Esto en realidad no tiene mucho que ver con compartir tiempo con los niños, pero seguro que convierte la situación en menos caótica cuando se hace y entonces podemos apreciar las cosas buenas y disfrutar más a menudo. No tengo ni idea de donde me enteré de esto, pero me encanta. Siempre que la casa se pone realmente desordenada... sábados por la tarde, entre el momento en que los niños llegan de la escuela y la cena, domingos por la tarde, etc. (bueno, más o menos un par de veces al día), decimos "Coge DIEZ" y los niños tienen que recoger cada uno 10 cosas. Me encanta porque ellos saben hacerlo, y no sólo ayuda a conseguir que la casa quede ordenada más rápido, si no que además ayuda a que los niños sepan dónde va cada cosa y  conseguimos que guarden todo en su sitio por sí mismos.


"Aquello que decimos" por Laura Gutman



"Los niños creen en los padres. Cuando les decimos una y otra vez que son encantadores, que son los príncipes o princesas de la casa, que son guapos, listos, inteligentes y divertidos, se convierten en eso que nosotros decimos que son. Por el contrario, cuando les decimos que son tontos, mentirosos, malos, egoístas o distraídos, obviamente, responden a los mandatos y actúan como tales. Aquello que los padres -o quienes nos ocupamos de criar- decimos, se constituye en lo más sólido de la identidad del niño. Los niños no tienen más virtudes unos que otros. Ahora bien, el niño no suficientemente mirado, mimado, apalabrado y tomado en cuenta por sus padres, dará mayor crédito a sus discapacidades. Y sufrirá. En cambio el niño mirado y admirado por sus padres, amado a través de los actos cariñosos cotidianos, contará con una seguridad en sí mismo que le permitirá erigirse sobre sus mejores virtudes y al mismo tiempo reírse de sus dificultades. Si nos damos cuenta que nuestros hijos sufren, si tienen la autoestima baja, si tienen vergüenza, si se creen malos deportistas, malos alumnos, o que no están a la altura de las circunstancias, si les cuesta hablar, relacionarse, jugar con otros, si suponen que son lentos, o si son víctimas de las burlas de sus compañeros; nos corresponde accionar a favor de ellos, ya mismo. Lo peor que podríamos hacer es exigirles que asuman solos sus problemas. Podemos nombrar aquellas virtudes, recursos o habilidades que el niño sí dispone como individuo. Por ejemplo, que es un niño que siempre dice la verdad. Que nunca traicionaría a un amigo. Que es incapaz de lastimar a otro. Que observa y comprende a los que sufren. Que es generoso y tolerante. Decirles a los niños que son hermosos, amados, bienvenidos, adorados, nobles, bellos, que son la luz de nuestros ojos y la alegría de nuestro corazón; genera hijos seguros, felices y bien dispuestos. Es posible que las palabras bonitas no aparezcan en nuestro vocabulario, porque jamás las hemos escuchado en nuestra infancia. En ese caso, nos toca aprenderlas. Si hacemos ese trabajo ahora, nuestros hijos -al devenir padres- no tendrán que asumir esta lección. Porque surgirán de sus entrañas con total naturalidad, las palabras más bellas y las frases más gratificantes hacia sus hijos. Y esas cadenas de palabras amorosas se perpetuarán por generaciones y generaciones, sin que nuestros nietos y bisnietos reparen en ellas, porque harán parte de su genuina manera de ser. Pensemos que es una inversión a futuro con riesgo cero. De ahora en más… ¡sólo palabras de amor para nuestros hijos! Gritemos al viento que los amamos hasta el cielo. Y más alto aún. Y más y más." 
Extracto de un artículo del libro “Mujeres visibles, madres invisibles” de Laura Gutman.